Imbécil por dejarle ir sin intentar pararle. Imbécil por haber ido a su casa y dejarle la nota más cobarde del mundo. Imbécil por evadir mis sentimientos. Imbécil porque… Le quería. Le quería muchísimo. ¿Y sabéis por qué más era imbécil? Porque no me atrevía a plantarme frente a él y decirle todo lo que siento. No me atrevía a mirarle a los ojos y decirle que esa mirada quería que fuera para mí siempre. Que me encantaría despertar con un mensaje suyo deseándome los buenos días, y dormirme tras leer su mensaje de buenas noches. Que me encantaría que me abrazase a traición por la espalda. Que me sonriese de la forma que me vuelve loca… Que me encantaría decirle te quiero todos los días, porque… Porque simplemente, le necesitaba conmigo.
I was so fool.
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